Como todos los años, las integrantes del Centro de Derechos de Mujeres, aprovechamos el momento y el espacio de la memoria organizacional anual, para agradecer a todas aquellas personas, organizaciones, redes, plataformas de mujeres, del movimiento social y popular, de derechos humanos, de distintas zonas de Honduras, y también de la cooperación internacional que nos han abierto sus espacios, para que, juntas y juntos, sigamos contribuyendo a la construcción de una matria-patria comprometida con la vida, con el derecho de todas a vivir libres de violencias.
El año 2023, al igual que los años anteriores, fue un año difícil, con muchos desafíos, marcado por las violencias contra las mujeres y la impunidad de la gran mayoría de estos crímenes y agresiones, hechos que laceran la vida de cientos de mujeres de cualquier edad, zona geográfica, educación, estatus económico. Fue un año en el que los grupos fundamentalistas arreciaron con sus ataques a cualquier iniciativa encaminada a avanzar en el reconocimiento formal de derechos humanos de las mujeres como la propuesta de ley integral contra las violencias hacia las mujeres, la propuesta de educación de prevención del embarazo en adolescentes que había sido aprobada por el Congreso Nacional y que fue finalmente vetada por la presidenta de la república, Xiomara Castro, sin mayores explicaciones, que evidencia, de alguna forma, la influencia y el poder de estos grupos en las estructuras de los gobiernos y el Estado.
Pero también fue un año con alegrías, reconocimientos, pequeños avances, entre éstos, la entrega del Premio Europa de Derechos Humanos 2023 al CDM como un reconocimiento y valoración de su trabajo y sus luchas. Ese premio lo recibimos como un reconocimiento a las mujeres hondureñas, que a diario tejen sueños, utopías, necedades, mujeres que son ejemplo de valentía, fuerza, articulación, compromisos por una matria-patria en las que se valore, respete y garantice los derechos humanos de las mujeres y de toda aquella población que a diario se enfrenta a un sistema injusto y que no le garantiza una vida plena y el ejercicio de sus derechos.
Este año, con el apoyo de muchas organizaciones solidarias, logramos avanzar en el trabajo que se impulsa en distintas comunidades del país, acompañando los procesos de distintos colectivos de mujeres organizadas, adultas, jóvenes; de organizaciones que luchan por la defensa de sus bienes comunes, de organizaciones de derechos humanos diversas; nuestra pertenencia y participación en la Coalición contra la Impunidad, la Plataforma 25 de noviembre, la Red Nacional de Defensoras, la Plataforma Somos Muchas, entre otras articulaciones y plataformas, siempre nos permiten acceder y ser parte de iniciativas más desafiantes.
Como siempre, esta memoria solo recoge algunas de las principales acciones que se ejecutan a lo largo de todo el año; hay avances, problemas y desafíos permanentes en nuestro trabajo, posiblemente esta es una de las razones que nos animan a no desmayar y seguir con esta apuesta de vida