El enfoque de economía neoliberal adoptado por Honduras demuestra que las concesiones territoriales son indispensables para obtener materia prima de manera agresiva; a menudo, dicha práctica aparece maquillada bajo la legítima búsqueda de progreso
y financiamiento al desarrollo.
La mayoría de estas concesiones de exploración y explotación han sido otorgadas a empresas internacionales; y, a pesar de que la ley lo manda, hay poca o ninguna consulta a la población, principalmente indígena y campesina, que habita en las zonas a explotar.
Con la diversificación de productos de consumo regular y el avance de la tecnología, las inversiones extranjeras demandan materias primas diversas; hoy los minerales, por ejemplo, son también indispensables para la creación de dispositivos tecnológicos. Por esta razón, la concesión de explotaciones mineras se ha convertido en una búsqueda clave para ciertas empresas extranjeras, que ubican a Honduras como un país rico en
materias primas esenciales para sus negocios.
Para el Centro de Derechos de Mujeres (CDM) es importante que la población hondureña conozca el estado de las concesiones para proyectos de explotación de los bienes comunes tangibles y sus consecuencias, entre las que sobresalen los conflictos territoriales
que colocan a las poblaciones en situación de vulnerabilidad. En el caso específico de las mujeres, estos proyectos acentúan la división social del trabajo: las empresas contratan mayoritariamente hombres y relegan a las mujeres a trabajos de servicios con menor salario; promueven alianzas entre varones (empresas y trabajadores); y controlan a las mujeres mediante el ejercicio de la violencia y la explotación sexual.