La mayoría de la población hondureña ha sufrido en carne propia alguna o varias de las violencias que se viven a diario en nuestro país; éstas han causado y nos causan dolores,  terrores pero, paradójicamente, esa cotidianeidad de la violencia está creando que muchas y muchos de nosotros nos asombremos o nos indignemos cada vez menos o no exijamos y nos comprometamos con acciones concretas y efectivas desde la institucionalidad y la sociedad para su prevención y atención.

Esta actitud, con la cual todos y todas somos responsables de alguna manera, está causando que la impunidad se fortalezca y se perpetúe. Y es que muchas veces parece difícil pensar o definir qué hacer, qué caminos seguir, para detener esta vorágine de violencia que ha llevado a que nuestro país sea hoy considerado en el nivel internacional como uno de los países más violentos del mundo y eso sin estar viviendo una guerra declarada.

Año con año las estadísticas disponibles, aun con el sub registro de las mismas, nos expresan un incremento de las violencias y que en una de sus expresiones mas dramáticas quita la vida a cientos de hombres y mujeres, especialmente a jóvenes entre 14 a 30 años. Aunque diariamente mueren más hombres que mujeres, una verdad es que los hombres se matan entre ellos, mientras las mujeres mueren casi en un 100% en manos de uno o más hombres. Solo para citar algunos años, en el año 2010, 385 mujeres murieron de manera violenta; en el 2011, 512, y en año 2012, la prensa escrita reporta 417.Todavía no contamos con las cifras oficiales, éstas tardan en ser procesadas, pero de cualquier forma la información de los diarios nos da una tendencia. Así vemos que año con año hay un incremento de muertes violentas de mujeres.

El CDM ha buscado sistematizar la información sobre las víctimas que aparece en los diarios,  reconociendo que falta mucha información, pero que aun con la poca disponible se pueden establecer ciertas tendencias que se convierten en aportes valiosos para definir políticas preventivas y de atención a las violencias que en este caso, están quitando la vida y están afectando los derechos humanos de las mujeres, el Mapa de las violencias contra las mujeres pretende aportar en esto. Reconocemos que el Mapa que hoy presentamos a ustedes es apenas una herramienta que establece tendencias en un año, por lo que es necesario continuar fortaleciéndolo con más información año tras año. Aun con estas limitaciones, este es un instrumento que contribuye al análisis y a establecer tendencias y mapas de riesgos que de desarrollarse podrían prevenir muchas muertes violentas.

Queremos reafirmar que el principal responsable de atender la problemática de la violencia es el Estado hondureño y toda su institucionalidad, si la impunidad de las violencias se fortalece y perpetua es responsabilidad de un Estado que no asume una voluntad política real para detener y atender esta problemática. Las organizaciones sociales, como el Centro de Derechos de Mujeres, somos simplemente facilitadoras de procesos encaminados a fortalecer el ejercicio de ciudadanía, especialmente de las mujeres en el reclamo de sus derechos.

Tegucigalpa,
22 de enero de 2013