Nosotras, feministas reunidas en el mes de febrero con una convocatoria de más de veinte organizaciones y con la participación de feministas independientes en nuestro primer encuentro del año 2013, preocupadas y conscientes de la profunda crisis que signa la realidad hondureña nos manifestamos de la siguiente manera:
1. Que las mujeres de todos los rincones del país, históricamente hemos sobrellevado la desigualdad, la pobreza, la marginación y la exclusión del patriarcado, que se agrava cada día mas con la profundización de la crisis del capitalismo neoliberal. Manifestamos que en este país, sus gobernanates, solo tienen como respuesta el uso de violencia, la represión, la corrupción y la militarización de las mentes y de los espacios públicos y privados de la sociedad.
2. Que todas las mujeres hondureñas, sin excepción, compartimos las consecuencias derivadas de la violenica generalizada que nos desangra y ubica a nuestro país en una guerra no declarada, donde las mujeres somos carne de cañón, objeto de intercambio, de uso y abuso, de compara y venta y el blanco perfecto en ajustes de cuenta entre hombres criminales. Somos, a fin de cuentas y dentro de esta lógica, el eslabón más vulnerable, aunque se pretenda neutralizar este hehcho, con reformas a las leyes que sólo son paleativos a nuestros problemas reales.
3. Que somos conscientes que en esta guerra no declarada, donde la excusa es la lucha contra las drogas, están militarizando el país con ejércitos propios y extraños para expropiarnos de nuestros bienes comunes, de nuestros territorios, así como históricamente han pretendido expropiarnos de nuestros cuerpos y de nuestras vidas.
4. Que esta guerra que nos lleva de encuentro, es una guerra con cuartel, implantada como una nueva, renovada y más sutil –o a veces descarnada- forma de colonialismo en la que un puñado de familias hondureñas reciben recompensas y la bendición de otros poderes nacionales y transnacionales.
5. Que la corrupción de este país no sólo está en la policía, está también en los cuarteles, en los operadores de justicia, en las instituciones públicas, en las instituciones políticas, en los grandes medios de comunicación, en los púlpitos. Son una falacia estas medidas cosméticas que no resultan y que su objetivo real es enfrentarnos, confrontarnos y llevarnos a un caos tal que justifica la violencia y promueve el despojo para el beneficio económico de pocos.
6. Que nosotras no criamos asesinos. Los asesinos son producto de este mismo sistema y de esta misma cultura voraz y devastadora que va encaminada a destruir nuestra vida, la vida de nuestra tierra y sus recursos.
7. Que los políticos de este país, así como las fuerzas legales y paralegales nos llenan de vergüenza e indignación y las políticas de seguridad establecidas por estos gobernantes, no nos sirven. No le sirven a las mujeres, ni a la población de a pie que sueña y trabaja por otra Honduras.
8. Que seguiremos en la defensa de un Estado laico hondureño porque el fortalecimiento de los grupos fundamentalistas en el poder del Estado, profundiza un escenario amenazante, para el avance de nuestros derechos sexuales y derechos reproductivos, como derechos ciudadanos y contra los avances sociales y culturales que ha impulsado el movimiento feminista. Que seguiremos desafiando los fundamentalismos que quieren instalarse en nuestras vidas porque no claudicamos en nuestro afán de construir libertad, dignidad, buena vida, felicidad, sororidad y justicia.
9. Que nos oponemos a la aprobación de la Ley de Regiones Especiales de Desarrollo y de la ley de Minería, porque producirán un proceso agresivo de desposesión de bienes comunes; una des-territorialización de grandes sectores de la población y mayor presencia de bases militares estadounidenses que lesionan peligrosamente la soberanía nacional.
10. Que estamos vigilantes ante las actuaciones del Estado, sus instituciones y sus representantes, especialmente del Instituto Nacional de la Mujer (INAM) denunciando la corrupción y la creciente utilización de las mujeres como instrumentos de campaña política.
Nosotras feministas, desde nuestro pacto ético, estético y político, seguimos siendo protagonistas en la transformación política de este país, aportando a la creación, la belleza, la libertad, la dignidad, la paz y la justicia colectiva. Seguimos caminando con el espíritu feminista, que no es otro que el de asumirnos como humanas por mantener la esperanza y la alegría frente a una cultura de muerte y dolor. Nuestro espíritu feminista florece en la lucha con el pueblo hondureño. Aquí estamos y aquí seguimos.
La revolución será feminista o no será.
Honduras, 8 de Marzo de 2013