Redacción Periódico El Libertador

El neurocirujano Rafael Sierra Linares fue condenado a 15 años de prisión por haber matado a la enfermera Vanessa Zepeda Alonzo (izquierda), ocurrido en 2010.-El Tribunal de Sentencia reafirmó el fallo contra el galeno y, una infidencia del Poder Judicial, facilitó la fuga de Sierra Linares y a la fecha no ha sido capturado por las autoridades hondureñas.

La muerte de la enfermera Vanessa Zepeda, ocurrida el 5 de febrero de 2010, llevó cinco años para que se hiciera justicia, pero a medias.

La fuga del médico neurocirujano, Rafael Sierra Linares, y la pasividad de las anteriores y actuales autoridades del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), volvieron a frustrar a la familia de la enfermera porque querían verlo preso, pagando el crimen que nunca confesó.

La ciencia, la pericia de los fiscales e investigadores y la presión de las organizaciones feministas demostraron que fue el responsable de haberla matado.

CRÓNICA DE IMPUNIDAD

La impunidad y la discriminación estuvieron de lado del galeno. De hecho, el Centro de Derechos de Mujeres (CDM), trae a la mente que el 22 de marzo de 2010 se decretó auto de prisión a Sierra Linares.

El 7 de abril de ese año, la Corte de Apelaciones da la razón a la defensa del homicida y dos días después lo manda a casa para que cumpla la resolución del juez.

A los cuatro meses, el equipo defensor solicita por segunda vez que se revisen las medidas y complace la petición: deja al responsable de la muerte al “cuidado” de los abogados, derogando la medida de casa por cárcel.

PODER CRIMINAL

Al trasluz de los hechos, la abogada acusadora Claudia Herrmannsdörfer analiza: “La forma en que se beneficia a alguien que tiene una cuota de poder sobre las autoridades y pese a haber cometido un delito como el homicidio, gozó de las medidas cautelares en el sentido más amplio”.

Aun existiendo sentencia condenatoria, explica, que podía ser impugnada por el recurso de casación, la defensa inventa un recurso de apelación que no cabe y que para dejarlo sin pena de prisión, después de la sentencia condenatoria que se emite en el juicio oral y público. “La corte violó el debido proceso”, acusa la togada.

PROCESO VICIADO

El proceso para acusar y condenar al autor de la muerte de Vanessa Zepeda fue trastocado a propósito por los defensores, en complicidad de los tribunales de alzada.

Es más, cuando el tribunal de sentencia dejó en firma la condena y se pidió al juzgado de ejecución librar la orden de captura, un infidente llamó al médico, le dijo que huyera lo más pronto posible y lo hizo, pero en el momento menos oportuno: estaba operando a un paciente y el ayudante tuvo completar el trabajo.

Al cierre de esta edición, nadie sabe dónde se encuentra, aunque las feministas están casi seguras que se largó de Honduras.

INOPERANCIA JUDICIAL

Respecto a la fuga, la defensora de las feministas, Neesa Medina admite que hubo falencias en el caso, inoperancia de los funcionarios y a pesar que se lo encontró culpable, la justicia “le permitió regresar a trabajar al Seguro Social hasta que este año fue rechazada la casación (última instancia de apelación) y huyó”.

“Obviamente, tiene muchos recursos, más de lo que había amasado y durante el proceso judicial siguió con sus labores que le permitió acumular capital para escapar”.

Por ahora, deben conformarse con esperar que los cuerpos de seguridad e investigación den con el paradero del homicida y lo capturan para que cumpla la condena.

“CUÁL VIGILANCIA”

La norma judicial ordena que los que gozan de medidas sustitutivas –casa por cárcel– están obligados a acudir a los juzgados a firmar el libro de control para conservar la libertad.

Rafael Sierra no lo hizo en dos años y ¡curiosamente!, el Ministerio Público y Poder Judicial nunca se enteraron que el sentenciado dejó de reportarse.

La acusadora habla de la ineptitud judicial e ironiza que las medidas sustitutivas fueron “tan ampliar que ni si quiera fue a firmar por mucho tiempo y la ley ya ordena que es motivo para revocar la medida e instituir la prisión preventiva”.

Los juzgados “dijeron que en la primera etapa los abogados Santos Cantillano y Rosa Elena Bonilla debían observar sus movimientos, ¿qué tipo de vigilancia había?”.

Claudia Herrmannsdorfer: «Alteración de la serie del carro delató a homicida»

Rafael Sierra Linares trastocó el registro del vehículo en el que fue a botar el cuerpo sin vida de la enfermera Vanessa Zepeda para no ser identificado como el autor del crimen por el que fue sentenciado a 15 años de cárcel.

Durante el juicio, varios testigos reconocieron el carro que usó el galeno para borrar la evidencia y la parte acusadora logró demostrar que Sierra Linares “sí cambió” la serie de la unidad, como coartada para demostrar que era inocente del delito que se le achacaba.

La denunciante privada Claudia Herrmannsdörfer afirma que “se logró probar que había hecho las modificaciones para ocultar las pruebas que tenía en su contra porque hubo testigos que se fijaron en las placas de la unidad y eso les llamó la atención”.

La defensa –expone– insistió en que nunca se alteró el registro, “pero se pudo determinar que en el mismo carro se hizo todo”.

CRÓNICA DE LA IMPUNIDAD

3 de febrero de 2010:

Muere de forma violenta Vanessa Zepeda.

9 de marzo de 2010:

Se presenta requerimiento fiscal.

22 de marzo de 2010:

Audiencia inicial: auto de prisión con prisión preventiva.

07 de abril de 2010:

La Corte Primera de Apelaciones resuelve a favor de la defensa.

09 de abril de 2010:

La jueza de letras cambia la medida a una más favorable de arresto domiciliario en sentido amplio.

05 de agosto de 2010:

La defensa vuelve a pedir revisión de medidas. El juzgado accede y cambia la medida a una más ventajosa: quedar bajo el cuidado y vigilancia de sus abogados.

12 de octubre de 2011:

Tribunal de Sentencia emite encuentra culpable a Rafael Sierra por haber cometido homicidio contra Vanessa Zepeda y se mantienen las medidas que venía gozando. Es sentenciado a 15 años, 6 meses de cárcel e inhabilitación absoluta.

18 de noviembre de 2011:

La acusación privada solicita cambio de medidas por tratarse de un delito grave.

22 de noviembre de 2011:

El Tribunal de sentencia accede a la petición de la acusación privada y le impone la prisión que deberá cumplir en la Penitenciaría Nacional.

24 de noviembre de 2011:

La defensa presenta recurso de apelación que es admitido por la Corte Primera de Apelaciones.

6 de diciembre de 2011:

Se presenta requerimiento fiscal contra el acusado.

14 de diciembre de 2011:

El Centro de Derechos de la Mujer (CDM) presente recurso de amparo contra resolución de Corte de Apelaciones.

05 de enero de 2012:

La defensa del galeno presenta recurso de casación contra la sentencia condenatoria.

3 de noviembre de 2014:

El Poder Judicial resuelve recurso de casación y confirma sentencia de condena del homicida.

11 de noviembre de 2014:

La Sala Constitucional resuelve como improcedente cambio de medidas que hizo Corte de Apelaciones.

El Tribunal retrasa la orden de captura porque tuvo que contar folios, sacar fotocopias de los expedientes y alegó que no contaba con vehículo para hacer expedito el proceso.

17 de febrero de 2015:

Expediente se recibe nuevamente en Tribunal de Sentencia para ser remitido al Juzgado de Ejecución.

Enero y febrero 2015:Las partes son notificadas de las decisiones de los recursos de Amparo y Casación.

27 de febrero de 2015:

Juzgado de Ejecución recibe expediente y emite órdenes de captura.

27 de febrero de 2015:

Un infidente llama a Rafael Sierra Linares que en las próximas horas será capturado, abandona una intervención quirúrgica y escapa del hospital del IHSS; a la fecha, sigue prófugo.

Madre de enfermera ultimada:“Le pregunté a Rafael si la había matado y me agachó la cabeza”

El relato de Bessy Alonzo linda con lo escalofriante: narra cómo ocurrió el instante que le preguntó al que mató a la enfermera Vanessa Zepeda y la respuesta la sacudió porque nunca creyó que la persona que convivía con su hija, se encargó que quitarle la vida un día de enero de 2010.

Desde hace 1,870 días, Bessy Alonzo no duerme esperando justicia. Extraña los abrazos y sonrisas de su hija, la enfermera Vanessa Zepeda.

Espera que el homicida, ahora fugitivo, se hunda en la cárcel para que pague por el daño a su familia. El tiempo pasa, y ha perdido hasta el sueño. “Es como si hubiese ocurrido ayer”, rememora la madre.

“SÓLO EN HONDURAS”

Le resulta hasta inaudito que el autor de la muerte de Vanessa esté libre; inverosímil que funcionarios de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) le hayan dicho el día que dictaron sentencia al neurocirujano que era “persona útil a la sociedad” por el servicio que prestaba.

Más aun “el privilegio de que estuvo una semana en el presidio y a los seis días estaba fuera de la cárcel. No sé en qué ley encuentro eso, que una persona sentenciada puede estar con libertad condicional por homicidio cuando es el delito más grave.

INJUSTA JUSTICIA

Cuando le dijeron que el prófugo era “importante, me sentí desprotegida, que yo no podía haber nada, que no tenía valor y no valía la pena estar en una corte sin igualdad de derechos”.

Cuenta que sintió que el Poder Judicial conspiraba contra ella y la memoria de la su hija. El comentario la derrumbó, pero el amor Vanessa hizo que levantara una barrera moral porque pesaba más el acto de justicia que una opinión que refleja la histórica discriminación a la mujer.

ACEPTAR LA VERDAD

Jamás creyó que el compañero sentimental del ser querido, fuera a cometer atroz crimen.

“Nunca admití que fuera un homicidio y cuando me lo dijeron, aun con las pruebas que entregó la policía, me terminé de convencer que él fue”.

El día del juicio, esquivó la mirada inquisidora de Bessy, que quería saber si él la había matado o no; el gesto valió más que mil palabras y un mar de inútiles explicaciones: “me sentí impotente cuando agachó la cabeza”.

IMPOTENCIA

“Me siento impotente de saber que no hay justicia social, de saber que el poder económico influye, si hubiera sido humilde ya estuviera preso”, manifiesta y de pronto se le quiebra la voz, no puede llorar porque las lágrimas se secaron hace cinco años.

La impotencia la oprime al no tener palabras cómo decirle a las dos nietas que la madre la mató un médico que juró proteger la vida, “me preguntan dónde está su mamá, una niña que me pregunta qué le pasó a su mamá ¿qué respuesta le puedo dar?”.

CONSPIRACIÓN

El IHSS también conspiró para que el criminal huyera. La jefa de la central de equipos quirúrgicos, Fanny Navas –añade la destrozada madre–, le dijo que el cirujano ya no estaba trabajando porque “tenía problemas neurológicos”, que no estaba operando pacientes y se limitaba a brindar consulta externa.

Días después, un problema de salud la llevó a la sala de emergencias y estuvo a un paso de poner la vida en las manos de quien arrebató las ganas de vivir de Vanessa Zepeda.

Mario Zelaya no quiso suspender a médico homicida

“Llegué a emergencias con un problema de salud y me informaron que me operarían porque estaba grave. Recuerdo que me dijeron que el doctor Sierra Linares me intervendría y pedí que me dieran el alta bajo mi propio riesgo y a los días regresé al IHSS a informar a las autoridades que ese médico tenía procesos judiciales y nadie hizo nada, tampoco el doctor Mario Zelaya que era director del IHSS. Es más, lo fui a buscar a su oficina y jamás me atendió”, revela Bessy Alonzo, madre de la enfermera ultimada.

Fuente: Periódico El Libertador