La tienda de Comercio Justo de Solidariedade Internacional de Ourense (rúa Bailén, 6) acoge esta tarde, a las 19,00 horas, una charla protagonizada por Érika García y Diana Guillén, trabajadoras del Centro de Derechos de Mujeres de Honduras. García trabaja en Tegucigalpa con las jóvenes universitarias, mientras que Guillén lo hace en San Pedro Sula, con las mujeres de las fábricas textiles, las llamadas maquilas.
¿Cómo se acerca la organización a las estudiantes?
Érika García: Mediante la escuela de formación feminista. Muchas jóvenes, que ya forman parte de asociaciones, se unen a nosotras. Durante los seis meses de curso, nos acercamos a la teoría feminista y a cuestiones como los derechos sexuales y reproductivos. En Honduras el aborto está penalizado bajo todas sus causas, y la pastilla «del día después» está prohibida.
¿Y después de la formación, cuáles son los siguientes pasos?
E.G.:Desde la asociación hacemos fuertes campañas de concienciación con incidencia pública, como con el tema del aborto en el Congreso. Por otra parte, también exigimos educación pública, laica y de calidad. Las chicas, pese al complicado contexto del país, son muy activas. Vivimos en una dictadura, así que lo más importante es crear un tejido social fuerte.
Diana Guillén: La situación de las trabajadoras del téxtil es muy complicada. Los sindicatos están perseguidos y solo el 1% de los trabajadores está asociado, pese a que las condiciones son muy precarias y los salarios, muy bajos. Además, se está desarrollando una ley de zona franca para que las empresas textiles puedan tener sus propias normas. Por eso, CDM lleva a cabo un trabajo integral: negocia con los sindicatos frente a las instituciones y también educa a las trabajadoras en materia de derechos, leyes laborales y liderazgo.
¿Qué logros han conseguido hasta este momento?
D. G.: Cada día vemos más presencia de las mujeres en los sindicatos, por lo que poco a poco la perspectiva de género toma terreno, así como la conciencia de las problemáticas que afectan a la mujer.
E.G.:Además, vemos que las mujeres a las que formamos se empoderan cada vez más, y se van convirtiendo en sus propias actoras y vigilantes de sus derechos.
¿Qué supone esta visita en Ourense?
E.G.:No se habla de la dictadura de Honduras, nadie sabe lo que pasa allí, por eso necesitamos aliados internacionales. Hay asesinatos y desapariciones, además de un alto índice de violencia machista. Queremos visibilizar nuestra realidad, y que se conozca.