Por su estatus socioeconómico, las mujeres suelen sufrir y morir con más frecuencia que los hombres en los desastres naturales, explicó la especialista Maria Kontro en un encuentro de ONU MUJERES en el que participó el Centro de Derechos de Mujeres (CDM) y otras organizaciones y representantes de la sociedad civil.
ONU Mujeres está trabajando con el Instituto Nacional de la Mujer (INAM) y la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) de Honduras para apoyarles en incluir el enfoque de género en el proceso de armonización del Plan Nacional de Gestión de Riesgo con el Marco de Sendai para la Reducción de Riesgo de Desastres 2015 – 2030, un acuerdo fundamental que se hizo la comunidad internacional en Sendai, Japón.
Después de un terremoto, huracán u otros desastres de origen natural, son las mujeres quienes cargan la doble tarea de hacer frente a la emergencia y seguir con el trabajo de cuidado de los familiares, hijos, hijas, y esposos. Por otro lado, cuando inicia el proceso de recuperación de los bienes perdidos, ellas no son tenidas en cuenta ya que éstos suelen estar a nombre de sus cónyuges varones.
Además, sobre todo si han sufrido desplazamiento, muchas mujeres y niñas son víctimas de violencia física, emocional y sexual. Y al estar dirigidas por hombres, las actividades de recuperación no tienden a tomar en cuenta las necesidades particulares de las mujeres, como por ejemplo las toallas sanitarias.
En América Latina, además de tomar un enfoque de género en la prevención y la atención, Kontro explicó que es necesario que las instituciones separen los datos basados en sexo para saber cuántas mujeres están afectadas. Eso se hace en otras partes del mundo y estos datos han demostrado que en el tsunami en Asia en 2004 murieron cuatro veces más mujeres que hombres.
El CDM fue una de las organizaciones que estuvieron a la vanguardia en la atención de mujeres víctimas del Huracán Mitch en Honduras en 1998, donde murieron y desaparecieron alrededor de 14,000 personas.
En ese momento, el CDM trabajó directamente con las mujeres afectadas en los asentamientos y en gran parte de las cercanías de El Mogote en Tegucigalpa. Allí, familias enteras fueron trasladadas y reinstaladas como consecuencia de haber perdido sus hogares.
“Allí no había agua, no había luz, vivían en pedazos de plástico.” Así recuerda las consecuencias del Mitch la Coordinadora de un programa del CDM, Hogla Teruel. El CDM capacitó a las mujeres sobre sus derechos, pero también en temas más urgentes como la purificación del agua.
Además, el CDM también ofreció apoyo preventivo y educativo en los albergues. Allí, Teruel comentó que las mujeres y las niñas enfrentaban mucha violencia. “Se dio violencia doméstica más fuerte, casos de acoso, hostigamiento, creo que también casos de violación y violencia sexual.”
Era un momento de enorme impacto emocional para todas y todos, dijo Teruel, y también una época de solidaridad. “Mucha gente perdió su familia. Perdieron sus bienes. Fue un impacto enorme para todo Honduras.”
Kristjanna Grimmelt
Equipo de Comunicaciones, CDM