Podemos sentarnos en nuestros rincones, mudas para siempre,

mientrasnuestras hermanas y nosotras mismas nos arruinamos,

mientras nuestros hijos sondistorsionados y destruidos,

mientras nuestra tierra es envenenada,

podemos sentarnos ennuestros seguros rincones mudas como botellas,

y aún así no tendremos menos miedo.

AudreLorde. Los diarios del cáncer. 

Con una cara compasiva y la afirmación de Para qué se matan tanto si a estos malditos no les importa nada, mi vecina querida, solidaria, que me guarda tamales y está pendiente de mi tos madrugadora estáconvencida de lo que me dice. Sabemos que por ahí tiene razón, a este patriarcado,  la vida de la gente no le importa nada, la de las mujeres,  menos.

Una caminata por la dignidad y la soberanía que se llama Paso a Paso, inició este 25 de febrero, bajo la mirada de una luna llena que no se oculta del día.Desde muchos puntos cardinalescientos de caminantes haremos camino al andar, vamos a poner el cuerpo sobre los caminos, las carreteraspara llegar el 8 de marzo a Tegucigalpa y hacer un plantón nacional, ahí en el centro político del país.

La lucha contra la explotación minera y las ciudades modelo, ya aprobadas como leyes por este entreguista régimen, y la demanda por la liberación inmediata de Chavelo Morales, un luchador por la tierra, encarcelado injustamente,  son los ejes del camino. Sin embargo, suelta en la calle, libre, linda y loca,  la Caminata por la dignidad y la soberanía que juntará tanta gente y tanta palabra será la puesta de todas las luchas ahí autoconvocadas.

En una recién y nutrida reunión donde diversos feminismos planteamos la necesidad urgente del reinicio de otra etapa entre nosotras, y de acordar luchas compartidas sobre esta Honduras desangrada que intentan a diario aniquilar, las feministasdecidimos involucrarnos en esta caminata, sumando a las consignas de la marcha las nuestras: la vida digna para  nosotras, contra losfemicidiosy por la justicia para todas, nos manifestaremos contra la militarización y entrega de nuestros territorios cuerpos-país.

Entendiéndonos  colectivamente en una comunidad que no es sólo la de nuestras compañeras históricas de lucha, sino todas las personas que nos dolemos por cada asesinato, por cada robo público e impune de funcionarios, políticos y militares, por cada acto de injusticia contra cualquiera en esta tierra, nos vamos a caminar con otra gente, con nuestras piernas. A conversar, mientras tengamos aire, para entender otras razones y  rabias y decir las nuestras, conocer los cuentos de la gente que sabe contar, asolear el cuerpo bajo este sol picante de verano hondureño con las lógicas de quienes seguimos luchando contra la guerra, a reír por las pasadas, a saber las maneras de resistir que se acumulan en tantos puntos del país, a reconocernos juntas y con otros.

En la caminata haremos acciones públicas que pongan nuestras propuestas en la calle, leeremos nuestras historias, nuestra poesía, discutiremos, compartiremos lamentos y chistes, los pies dolidos, el agotamiento, las sorpresas. Caminaremos como un acto de dignidad, como un antiguo acto de protesta, de movilización ante el miedo que se supone debemos sentir como único sentimiento legítimo en este tiempo, caminaremos ante la masacre de la vida en Honduras, evitando responder con la violencia como tantas veces dan ganas.

No nos vamos las mujeres que tienen que cruzar a pie desiertos y  fronteras para buscar la vida en otros países; caminamos hacia nosotros, hacia nosotras, mirándonos en espejos de luz, observando cómo cambian nuestros rostros ante el paso del sol y el viento, recorriendo los heridos territorios de esta matria, hablando con otra gente,  cuidando entre todas y todos las aromáticas flores de la vida.

Melissa Cardoza, La Esperanza, 23 de febrero, 2013