Nosotras, feministas hondureñas, nos convocamos desde la furia y el grito inconcluso, desde el dolor y el miedo que sufrimos las mujeres, pero también desde la esperanza y la vida, desde las que resistimos, tercas, incansables, rebeldes de aceptar una cultura de muerte. Estamos del lado de la vida y creemos en ella, por ello denunciamos:

  • A un Estado militarizado, represor y misógino cuya política de los últimos años parece ser la despreocupación por la muerte violenta de las mujeres. No lo decimos nosotras, lo dicen los datos: en 5 años (2013 a 2017) el Ministerio Público apenas ha investigado 29 casos de femicidios, 17 por muertes violentas y 12 por tentativa de femicidio. De estos casos solo se conoce una condena frente a los más de 5,000 casos de muertes violentas de mujeres y femicidios que siguen creciendo y acumulándose, sin que sus asesinos sean juzgados. Recordamos también que en muchos de estos casos, la muerte es precedida por el secuestro, el rapto, la violación y la tortura.
  • A una cultura que permite y perpetúa la violencia contra las mujeres y femicidios cuyo incremento ha sido alarmante en los últimos días y ante la cual el Gobierno actual no ha tomado acciones contundentes para su combate siendo el elemento común a estos crímenes, la impunidad.  A pesar que existen programas de Gobierno para atender la prevención de violencia, éstos siguen siendo insuficientes y paliativos en un país que está en crisis, manifestando como forma más extrema de violencia, los femicidios.
  • Coincidimos con diversas teóricas feministas quienes proponen el término de “femigenocidio” para expresar esta horrenda realidad por la que atraviesa el país y hacemos responsable al Estado de Honduras por la impunidad en la que se encuentran y la falta de interés en la resolución de las muertes violentas de mujeres y/o femicidios.
  • A un Instituto Nacional de la Mujer (INAM), ente creado a partir de las luchas y reivindicaciones del movimiento de mujeres y feminista, no responde desde hace mucho tiempo a las demandas y sentires de las mujeres hondureñas. El INAM se encuentra cooptado políticamente, al servicio de intereses políticos partidarios, con una Dirección ineficiente que no ha podido presentar resultados concretos sobre la Política Nacional de la Mujer de la que es ente rector y mucho menos se ha posicionado pública y políticamente sobre los femicidios y la violencia contra las mujeres, a pesar de las elevadas cifras que requerirían su intervención. Lamentamos que este Instituto se haya convertido en un elefante blanco más, sin respuestas concretas a las mujeres hondureñas que tanto lo necesitan.
  • Que la expropiación de las tierras y territorios comunitarios/ancestrales por parte de las transnacionales en complicidad con el Gobierno atenta contra nuestra vida y nuestros recursos. Nos declaramos en oposición a cualquier mega proyecto presente, actual y futuro que contamine los recursos naturales y obligue a las comunidades a ser trasladadas de forma forzada. Denunciamos la política gubernamental que tiene como finalidad el exterminio de nuestros pueblos, la tierra y sus recursos.
  • La sucesión de golpes técnicos que se le ha dado a la Misión de Apoyo contra la Impunidad (MACCIH) y ahora a la UFECIC dejan sin posibilidad de justicia a miles de hombres y mujeres afectadas por la corrupción y la impunidad. Estos golpes también garantizan la privatización de los servicios de salud y educación como una de las políticas neoliberales más deshumanizadas que han precarizado la calidad de vida de las mujeres especialmente de las pobres al no contar con los recursos materiales y económicos para acceder a servicios de calidad y gratuitos.
  • El poder que ejercen las cúpulas religiosas y fundamentalistas en las decisiones de políticas públicas del Estado, en el no reconocimiento de los derechos sexuales y derechos reproductivos ha robustecido el sistema patriarcal mediante el control del cuerpo de las mujeres y el derecho a su autonomía en el ejercicio de su maternidad.
  • Que el escenario de las defensoras y de forma particular, las feministas que se oponen a proyectos extractivos, las que luchan por derechos de las mujeres o por derechos humanos en general somos víctimas de persecución y criminalización, no de forma aislada, si no como una estrategia de Estado enfrentándose a un poder judicial clasista, racista y misógino. Esta persecución incluye vigilancia presencial y electrónica, violencia psicológica y física, amenazas y en algunos casos como el de las compañeras Margarita Murillo o Bertha Cáceres, su asesinato. En otros casos, las técnicas inician por el agotamiento físico o emocional a través de la judicialización de sus luchas como en el de las compañeras Gladys Lanza, Magdalena Morales o Suyapa Martínez.
  • Que la situación en la que se encuentran muchos niños y niñas migrantes en la frontera con Estados Unidos, es una responsabilidad de Estado. Ellos han migrado con sus familias huyendo de la violencia, la pobreza y en muchos casos de la trata, el tráfico de personas y la violencia sexual ya que el actual Gobierno no ha garantizado condiciones de seguridad y trabajo mínimas para el sostenimiento de la vida.

Por todo lo anterior, seguimos declarándonos en rebeldía y estaremos trabajando en diversas acciones de protesta a partir de la publicación del presente posicionamiento.

¡Somos patria, sol, jungla y pulmón…somos matria!

Dado en la ciudad de Tegucigalpa, a los 20 días del mes de junio de 2018

Firman:

Plataforma 25 de Noviembre

Somos Muchas

Coalición Todas

Tribuna de Mujeres Gladys Lanzas

Foto: Giorgio Trucchi