El CDM está empoderando a trabajadoras en las fábricas textiles de la zona norte de Honduras a través de una escuela de promoción legal—y, por este trabajo, haciendo más igualitario el movimiento sindicalista.

El CDM lleva 20 años apoyando a las obreras del sector maquilador y se han graduado alrededor de 800 promotoras legales. Las participantes aprenden sobre derechos laborales y temas que impactan los derechos humanos de mujeres tales como la violencia, autoestima, empoderamiento individual y colectivo.

Según Diana Guillén, abogada con el CDM en San Pedro Sula, esta labor ha significado también un crecimiento en la participación de mujeres en los sindicatos y algunas de ellas integran las juntas directivas. “Ahora, hay mujeres dirigentes sindicales respetadas y valoradas por sus valiosas aportaciones al movimiento social,” dice Diana.

Honduras ocupa el noveno lugar en las exportaciones de prendas de vestir hacia los Estados Unidos[i]. Una investigación del CDM ha manifestado que un 53 por ciento de las personas empleadas en maquilas son mujeres y 67 por ciento tienen hijos; más de un tercio son madres solteras. Sin embargo, el salario mensual para una trabajadora de maquila en Honduras fue de $272 US en 2016, insuficiente para cubrir la canasta básica alimentaria. Además, a largo plazo, muchas trabajadoras sufren de problemas de salud debido a largas horas de trabajo y movimientos repetitivos.

Este año, Diana ha facilitado talleres impartidos con el CDM y gracias al apoyo de Ayuda Popular Noruega (APN); en octubre, se graduaron 36 participantes.

Este año, en la Escuela de Promotoras Legales, se graduaron 36 mujeres del primer nivel (8 módulos, 64 horas) y 16 mujeres de la segunda nivel (4 módulos, 32 horas). Hubo mujeres de 13 sindicatos distintos. Además, el CDM se adaptó a los horarios exigentes de las trabajadoras: para las que trabajaban 4 días en jornadas de 12 horas continuas, el CDM ofreció una clase en sus días libres.

Para finalizar el proceso, las integrantes dieron talleres a grupos mixtos de varios sindicatos textiles. Desarrollaron los temas de auto-cuidado, violencia doméstica, autoestima, derechos y obligaciones de patrones y trabajadores/as en el código laboral.

Según Diana, el próximo paso será dar seguimiento al impacto a largo plazo. “Queremos saber cuáles acciones han tomado después de recibir la formación,” dice. También esperan tener más procesos formativos con obreras de maquila en el 2018.

En poco tiempo, Diana ya ha visto cambios profundos en las mujeres al nivel personal. Muchas mujeres se dan cuenta de la inequidad en otros aspectos de sus vidas cuando aprenden sobre el machismo en el hogar y el concepto del sistema patriarcal.

Algunas empiezan a dividir las tareas domésticas de forma más justa con sus parejas e hijos o hijas—y otras incluso llegan a cuestionar si vale la pena continuar con sus relaciones de pareja. “Ellas mismas se van empoderando y toman decisiones que cambian sus vidas. Muchas tienen grandes cambios en sus vidas personales, familiares e incluso en su participación en diferentes espacios.”

[i] Oficina de Textiles y Ropa (Otexa) de los Estados Unidos