Diana Guillén  es la nueva Procuradora Legal en la oficina de San Pedro Sula del Centro de Derechos de Mujeres. Licenciada en derecho en la UNAH-VS, Diana apoya el equipo con su trabajo en la defensa y la promoción de los derechos laborales de las mujeres—sobre todo las que trabajan en las maquilas, o fábricas textiles. Este año, la licenciada habló de su trabajo y su filosofía acerca de los derechos de las mujeres.

  1. Lleva poco tiempo, con el Centro de Derechos de Mujeres. ¿Nos puede explicar su trabajo?

DG: En la oficina de San Pedro Sula, hemos estado trabajando mucho en la revisión de las leyes que afectan los derechos humanos y laborales de las mujeres. El CDM, junto al Centro de Solidaridad AFL-CIOy las 3 Centrales Obreras del país presentó en 2012 una queja internacional por violación de derechos laborales y humanos contra el gobierno de Honduras. En la actualidad, el CDM integra la Comisión Jurídica que da seguimiento a la resolución de esta queja.

Además, acabamos de finalizar la escuela de promotoras legales de trabajadoras de maquila. En esta ocasión, las jornadas laborales  “4 x 4” y “4×3”—trabajan 4 días en jornadas de 12 horas continuas y cuatro días se quedan en casa—representaron un desafío, pero logramos que 16 obreras de maquila finalizaran el proceso educativo.

La modalidad 4×4 y 4×3 implica que una parte del personal estará trabajando 12 horas continuas, exponiendo su salud y cuando estas descansen habrá otra parte de personal que los sustituirá por otras 12 horas continuas—así, el ritmo de producción nunca se detendrá y las empresas aseguran un aumento en las ganancias. Por otro lado, no hay suficientes medidas de seguridad ni estudios del impacto que esto implica en la salud y cuerpos de los y las trabajadoras.

En el proceso de la escuela, y en la valiosa información que aportan las participantes, he descubierto como el rubro de maquila emplea mecanismos para asegurar el aumento de la productividad sin consideración al daño a la salud de las y los trabajadores que tienen jornadas extenuantes. 

  1. ¿Por qué le interesa el tema de derechos laborales de las mujeres?  

DG: En la amplia gama de los derechos humanos y los derechos de las mujeres, debemos pensar en la liberación económica.

La sociedad, por restringir nuestros derechos laborales, nos hace dependientes económicamente y nos obliga a escoger entre nuestros derechos, cambiar uno por otro. No tenemos libertad laboral, ni educativa, ni económica.

  1. ¿Por qué son más vulnerables las mujeres en situaciones laborales (por ejemplo, en las maquilas)?

DG: En forma de parodia, decimos que hoy en día somos esclavos y esclavas modernos por el sistema laboral que tenemos en el país—y si la mayoría de las mujeres nos sentimos esclavas, el trabajo de la maquila es una regulación aún más esclavista. Es la regulación de horarios, la regulación de salario, incluso la supervisión de trabajo y el limitado acceso que tienen a asensos. Y este tipo de trabajo, aparte de que tiene un sistema dónde les esclaviza culturalmente y laboralmente, también las enferma.

  1. ¿Antes de tomar este puesto, cuál era su trabajo?

Desde el 2012, participé en muchas iniciativas en defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Era parte de la Red de Mujeres Jóvenes de Cortes dónde hicimos análisis sobre las características propias que existen entre las diferentes violencias que enfrentamos.

También me uní al Foro de Mujeres Por la Vida—una organización que articula organizaciones de mujeres, y feministas  independientes incidiendo por los derechos humanos de las mujeres—y la Fundación Llaves, una organización que trabaja en la defensa de personas  con VIH y con capacidades diferentes, diversidad sexual y género.

Soy de Olanchito, Yoro. Siempre admiré a mi papa y su apuesta por movimientos progresistas. Él era miembro de sindicato en Standard Fruit Company y presumí muchas veces de su desenvolvimiento, credibilidad y respeto público. Mi mamá es una mujer brillante que se desenvolvió instintivamente como una gran administradora en nuestra casa, respetada y querida por muchas personas.

  1. ¿Cuáles serían las soluciones realistas para la situación de los derechos laborales?

Para mí, y dentro de un análisis personal, muchos de los derechos están relacionados con la educación. Desde mi propia experiencia, te puedo decir, a la mayoría nos educan para ser empleadas, para ser manos técnicas, y no se nos inculca la visión de mejorar la competitividad, de que somos capaces de hacer muchas cosas, de emprender, crear y desarrollar proyectos o negocios.

Hay que exigir políticas justas que protejan y no disminuyan los derechos laborales. Siempre he tenido la visión que somos un país lleno de recursos para el sector agro; si nuestros productores nacionales tuvieron mejor apoyo y condiciones, en lugar de inversionistas extranjeros, que no significan para el país mayor diferencia en cuanto a sus aportaciones, tendríamos mayor desarrollo económico nacional.

Desmontando esa cultura que tenemos, podemos hacer mucho desde nuestro trabajo como organización—hasta la visión de que tenemos de no involucrarnos en la regulación de las leyes. Muchas organizaciones se sienten un poco apáticas en eso, pero es necesario y es vital que nos involucremos en todo lo legislativo que nos controla. No es solamente nuestra vida laboral, es nuestra vida en sociedad.